lunes, 4 de marzo de 2013

Oscar Niemeyer, el soñador de curvas, el arquitecto inmortal. Parte 4: de 1980 a 2012.

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Tras casi 16.000 visitas desde todas las partes del mundo, y más de 130 amigos, La arquitectura del objeto cumple su primer año. Muchas gracias a todos por interesaros, al igual que yo, en estos maravillosos mundos de creación que son la arquitectura y el diseño.

Con este artículo finaliza mi homenaje personal al gran arquitecto Oscar Niemeyer. En esta serie de entradas he pretendido lanzar una mirada a la parte más humana del arquitecto. Para alejarnos por un momento de su consagración como icono, y acercarnos a una comprensión más íntima de los acontecimientos que dejaron una mayor impresión en su larga vida. Es por ello por lo que en estos textos no encontraréis gran información sobre su obra. Para eso ya existen miles de palabras flotando en internet. 

Nos quedamos en 1980. Oscar Niemeyer cumplía por entonces 73 años. Con una vasta producción arquitectónica, y una hipotética cercanía al final de su vida, empezaron a lloverle las condecoraciones y reconocimientos. 

En 1988 recibirá el premio Pritzker de Arquitectura: "Por una práctica que desde hace años me tiene en éxtasis frente a la mesa de dibujo, para cumplir con los gobiernos y las clases dominantes, disgustados con la inmensa miseria que pesa sobre el mundo". 

"En el momento de recibir el premio Príncipe de Asturias en 1989, y la medalla de oro del Colegio de Arquitectos de Barcelona, me decidí a escribir un pequeño texto explicando mi obra como arquitecto. Lo hice deseoso de demostrar que mi obra no acepta compromisos, sus objetivos son la belleza y la invención, sin caer en los pequeños detalles. Actúa más bien desde la propia estructura, que se exhibe desde el primer trazo".

"Cuando añadí en mis conferencias que no daba a la arquitectura mayor importancia, no había desprecio en mis palabras. La comparaba con otras cosas más ligadas a la vida del hombre, refiriéndome a la lucha política, la colaboración que todos nos debemos a la sociedad, a nuestros hermanos más pobres. ¿O qué podría ser comparado a la lucha por un mundo mejor, sin clases, todos iguales?. Aún así la arquitectura también me ocupaba, llevándome, como ahora, a defender mi trabajo y mis opiniones como arquitecto. A debatir los problemas de la arquitectura con un calor que una vida tan frágil e insignificante no justifica".

Oscar Niemeyer en Barcelona, en 1990
  
"Muchas veces deseé hacer escultura. 'Usted es un escultor del hormigón armado', me decían, y yo pensaba que algún día podría suceder. El tiempo pasó. En las horas libres hacía algún croquis. Pensaba en grandes esculturas puestas en una plaza cualquiera. Abstractas, leves, sueltas en el aire. [...] Un día conversé con mi amigo Honório Peçanha. Me dio un saco de barro y un gran cubo de madera. Era lo que precisaba para iniciarme. Nunca los utilicé. Una feroz autocrítica me obstaculizó. Aún así, cuando me plantearon hacer un monumento a Juscelino Kubitschek y después al grupo 'Tortura Nunca Mais', no tuve coraje de rehusar. El hombre sigue su destino, satisfecho cuando sus convicciones y esperanzas le coinciden". 

En 2004 fallecería su mujer, Annita Niemeyer: "En todo esto pensaba aquella noche. La recordaba mirando en la televisión su novela favorita. Con el rostro siempre apoyado en su mano derecha, sonriendo con lo que pasaba en la pantalla, o aprensiva si en ella surgían las maldades del Mundo. Recordaba esos momentos felices que vivimos juntos, que viven en mi memoria. Nuestros viajes: París, Nueva York, Lisboa, Madrid, Buenos Aires...Moscú. La recordaba en la plaza de San Marcos, riendo feliz, con palomas sobre sus hombros. O en Nueva York, donde pasamos largos meses recostados en Central Park, mientras Anna María, pequeñina, corría detrás de las ardillas". 

Oscar y Annita Niemeyer

"La mujer es el complemento físico y espiritual del hombre. Sin él, sin su encanto y buena compañía, desaparecen los sueños y fantasías que marcan y justifican su vida". 

"Claro que me hace feliz haber vivido tanto, apoyado en la mesa de dibujo durante la vida entera. Pero, si alguien me pregunta qué es lo que más me agrada, recordando todos esos proyectos, diría que es haber guardado tiempo para pensar en la vida, en este mundo injusto que un día lograremos modificar". 


Todos los textos han sido seleccionados y traducidos de la web oficial de Oscar Niemeyer: http://www.niemeyer.org.br/
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog