viernes, 23 de marzo de 2012

Si no está de moda, mejor

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Hoy quería lanzar una reflexión sobre la moda en el diseño de productos. Siempre que pensamos en un producto de moda, lo relacionamos con un éxito basado en altos beneficios en un breve espacio de tiempo. Pero esa es la cualidad que se vuelve contra el producto. Las modas están basadas en criterios subjetivos asociados a determinados colectivos. Son maleables, y están destinadas a cambiar debido a la necesidad de mantener vivo el mercado. Las personas, en cuestión de un año, vemos indeseable algo que antes podía ser, por ejemplo, nuestra prenda favorita. 

Es normal que al hablar de moda tendamos a centrarnos en la ropa. Todo está relacionado. Cuando a principios del año 2000 se puso de moda la estética de los 60, los objetos empezaron a tornarse redondeados y a adquirir colores llamativos. Despertadores, televisores... Cada cierto tiempo marcado por una condición cíclica, las empresas tienden a modificar la estética de sus productos en base a  los gustos imperantes. Desde mi punto de vista, en el momento en el que la imagen del producto prima más que la mejora de su funcionamiento, los diseñadores pasamos a ser decoradores. 

Como dijo Charles Eames: "En última instancia, todas las cosas establecen conexiones entre personas, ideas, objetos, etc...La calidad de las conexiones es la clave de la calidad en sí". Cuando la conexión entre los objetos y nosotros se basa en condiciones meramente estéticas, basadas en el pronunciamiento de los dictadores de la moda, la posibilidad de que ese objeto sea rechazado al poco tiempo es espectacular, ya que las mismas personas que se encargaron de vendérnoslo serán las que nos barrerán la idea de la cabeza para implantar otro gusto. Sin embargo, cuando las conexiones son más ricas, se pueden llegar a objetos que saben resistir con éxito cualquier intento de imbuirlos de elementos de distinción social o elitismo. 

Cremalleras como ejemplo de objeto ajeno a las modas

La cremallera es un ejemplo de objeto ajeno a las modas. Su funcionamiento ha llegado a un punto de perfección en el que si se modificara, pasaría a ser otra cosa distinta. 

Otro ejemplo de objeto ajeno a las modas es la "Silla de dirección". Es un objeto ligero, completamente plegable, pasando a ocupar un mínimo de espacio cuando no necesitamos usarla. Es fácilmente lavable y cómoda. Sirve tanto para utilizarla en un estudio, como en el hogar. Se puede guardar rápidamente y utilizarla en exteriores. Su estética radica en su sencillez funcional. 


Silla de director

Para finalizar, creo que el objeto ajeno a las modas por excelencia, debido a que pertenece al sector más cambiante de todos (el textil) es el pantalón vaquero. El pantalón vaquero nació de la necesidad de crear una prenda resistente y duradera para los trabajadores de granjas y minas del oeste de los Estados Unidos a finales del siglo XIX. Su resistencia se debe al uso un tejido llamado mezclilla junto con el remache de los puntos más conflictivos y débiles de la prenda.  Las características de estos pantalones dieron como resultado una gran demanda. Son cómodos, aguantan la suciedad mejor que otras prendas, y el color índigo de su superficie los hace únicos. El tinte de los pantalones vaqueros es superficial, por lo que cada prenda se desgasta según el uso que le de su dueño. Al final, los vaqueros terminan convirtiéndose en la impresión de nuestras propias vivencias. Se convierte en un objeto tremendamente personal, donde las conexiones de las que hablaba Charles Eames se hacen fuertes. Esta prenda es ajena a distinciones sociales. La utilizan desde mendigos hasta jefes de estado. Puede cambiar su forma, pero el pantalón vaquero básico siempre se mantendrá en el mercado ya que trasciende a gustos subjetivos o elitismo.

Pantalones vaqueros básicos como producto ajeno a las modas.

Por lo tanto, aquel objeto que nace ajeno a las modas y tiene más en cuenta las propias necesidades de los ciudadanos, tiene más posibilidades de perdurar en el mercado. Casi se podría decir que se vende solo. ¿No es mejor, entonces, trascender a la moda?

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